Alexander Rybak nos abre las puertas de su recién estrenada fama y nos muestra que, incluso rodeado de admiradoras, basta una sola sonrisa para desarmarlo. En Funny Little World el cantante noruego contrasta el brillo de los reflectores con la sencillez de un amor que llega por sorpresa: mientras todo el mundo lo llama "estúpido" por tratarla como reina, él celebra la suerte de tenerla cerca, aunque no sepa adónde los llevará el destino.
El tema vibra con una energía juvenil y despreocupada. Rybak nos recuerda que no hace falta prometer para siempre; basta con disfrutar día a día de ese mundo gracioso que crean juntos, donde él vuelve a sentirse un chico normal y ella una chica cualquiera. Entre confesiones de soledad pasada y la ilusión de un futuro incierto, la canción transmite un mensaje claro: la fama puede ser ruidosa, pero el verdadero protagonismo se lo lleva el amor espontáneo y auténtico que hace latir el corazón.