¿Te has sentido alguna vez atrapado en un torbellino de emociones, sin querer culpar a nadie en particular? Roll With The Wind del noruego Alexander Rybak captura justo ese momento. El cantante reconoce la ruptura, acepta su parte de responsabilidad y, aun así, se niega a señalar con el dedo. Prefiere mirar al viento, la lluvia, la tierra y el fuego, elementos que permanecen constantes y sirven de recordatorio de que la vida sigue. Con un estribillo pegadizo lleno de "ai, ai, ai", la canción invita a alejarse de la tristeza y rodar con el viento para tomar distancia, sentarse junto al fuego y contemplar la lluvia que cae.
En solo tres minutos, Rybak mezcla vulnerabilidad y esperanza. El latido del violín y los coros festivos chocan con la melancolía de un corazón herido, creando un himno para quienes buscan soltar el pasado sin perder la alegría de vivir. Es un recordatorio musical de que el dolor duele, pero el mundo natural permanece inmóvil, listo para acompañarnos mientras encontramos nuestro propio equilibrio.