En Endless Wave, el australiano Ashton Irwin pinta un amanecer vibrante para recordarnos que la vida es una ola imparable: el sol asoma, las colinas despiertan y hasta la hierba saluda, todo mientras el cantante reconoce la rapidez con la que pasa el tiempo y la imposibilidad de frenarlo. Con imágenes de cóndores vigilantes, relámpagos en la distancia y horizontes encendidos, el tema mezcla la calma contemplativa de la naturaleza con la energía del pop rock para lanzar un mensaje claro: no luches contra el cambio, súbete a la tabla y disfrútalo. Al dejar que la mente preocupada se serene y aceptar que las estaciones, la lluvia y las sorpresas llegan sin previo aviso, la canción se convierte en un himno a la adaptación y a la confianza en el flujo de la vida, tan infinito como esa ola que nunca deja de avanzar.