En Head Above Water, la cantante canadiense Avril Lavigne transforma una experiencia límite (su lucha contra la enfermedad de Lyme) en un himno de supervivencia. Con imágenes muy visuales de océanos embravecidos y tormentas, describe la sensación de estar al borde del hundimiento mientras una voz interna le exige seguir adelante. Cada súplica de «God, keep my head above water» destila esa mezcla de vulnerabilidad y determinación: no puede calmar el mar, pero sí aferrarse a su fortaleza para mantenerse a flote.
La canción mezcla fe y valentía. Avril habla de arrodillarse y pedir ayuda, un gesto tan poderoso como las guitarras y tambores que enmarcan su voz. El mensaje es claro: cuando la vida se vuelve abrumadora, la esperanza puede encontrarse en la oración, en los seres queridos y en nuestra propia voluntad de levantarnos. Escuchar este tema es como recibir un salvavidas sonoro que anima a respirar hondo, mirar al horizonte y remar hasta un mañana mejor.