Benny Blanco y Gracie Abrams nos invitan a entrar en una relación donde el amor se mezcla con la inseguridad. El narrador confiesa que, cada vez que la otra persona gira el teléfono o llega tarde, su cabeza se llena de celos y dudas. Entre tacos en inglés y un pillow fight metafórico, reconoce que esas reacciones explosivas no son culpa del otro, sino de sus propias cicatrices del pasado.
El corazón de la canción está en el verbo inventado unlearn: desaprender. Para querer de manera sana, primero hay que desprogramar los viejos miedos, dejar de salir corriendo cuando todo va bien y aprender a elegir a la otra persona cada día. Con un estribillo que repite "My God, I'm tryin'", la canción se convierte en un mantra de vulnerabilidad y crecimiento, recordándonos que amar también implica desaprender lo que alguna vez creímos que era amor.