"Sugar Sweet" de Benson Boone arranca como un caramelo tentador y termina como un bocado amargo. El cantante estadounidense nos cuenta, con ironía y cierto toque de rabia, cómo se dejó llevar por alguien que parecía tan dulce como la miel. Entre metáforas de azúcar y dinero, Boone admite que hizo “un millón” de tonterías por esa persona, solo para descubrir que todo fue una persecución vacía. Al final, la lección es clara: el amor no se compra y lo que parece dulce puede resultar muy, muy amargo.
El estribillo repite la idea de que el “honey” de la otra persona nunca fue tan dulce; de hecho, sabe a traición. El mensaje principal: cuando alguien juega con tus sentimientos, lo mejor es cortar por lo sano y no estar ahí cuando regrese arrepentido. Con ritmo pegadizo y letras directas, la canción convierte una experiencia dolorosa en un himno de autoafirmación, perfecto para cantar a todo pulmón y recordar que baby, love ain’t cheap.