Bring Me The Horizon nos invita a entrar en una habitación oscura donde los monstruos no viven debajo de la cama, sino dentro de la mente. “Don’t Go” retrata el miedo que deja una infancia marcada por la violencia y la soledad; cada imagen -el valle sombrío, el chico maltratado, las culpas que aprietan la garganta- es un recuerdo convertido en pesadilla. El narrador se siente paralizado por sus demonios internos y cuestiona si el silencio y la culpa pueden convertir a un buen hombre en algo que teme.
Frente a esa tormenta psicológica surge un grito de auxilio: “Don’t go, I can’t do this on my own”. La canción se convierte en una súplica de compañía, amor y perdón. El protagonista teme que, al mostrarse vulnerable, termine alejando a quien más necesita, sin embargo insiste en que quedarse a su lado podría salvarlo de sus propios fantasmas. Así, el tema habla de la importancia de la empatía y la ayuda mutua cuando las cicatrices emocionales parecen imposibles de sanar.