¿Alguna vez has sentido que el mundo te pide correr cuando tu mente solo implora un respiro? Así arranca “Faith”, la enérgica colaboración del DJ escocés Calvin Harris, donde un estribillo casi mantráico repite “I need a little faith”. Entre sintetizadores luminosos y un ritmo que invita a saltar, la letra hace una pausa íntima: el narrador reconoce su necesidad de espacio mental, de una chispa de esperanza y de la fuerza interna que lo mantenga a flote. En lugar de grandes discursos, la canción se aferra a lo esencial: un pequeño destello de fe puede ser la diferencia entre rendirse o seguir bailando.
A lo largo de la pista, la pregunta “Is that too much to ask for?” resuena como un eco que todos hemos sentido. Esa insistencia convierte el tema en un himno para los días en que buscamos motivación extra mientras caminamos al trabajo o estudiamos español. Con “Faith”, Calvin Harris nos recuerda que incluso en medio de estrobos y bajos potentes, la vulnerabilidad tiene un lugar en la pista de baile. Escucharla es un recordatorio vibrante de que la fe -aunque sea diminuta- puede alumbrar la oscuridad y ponernos de nuevo en movimiento.