Open Wide mezcla la potencia electrónica del DJ escocés Calvin Harris con la explosiva lírica del rapero estadounidense Big Sean para retratar una noche sin límites. El narrador acaba de recibir un mensaje que hace tambalear su ego y decide anestesiar la herida con un cóctel de lujo, deseo y desenfreno. Entre copas, cuerpos y beats, presume de tener más alcohol, más mujeres y cero complicaciones legales, mientras convierte la pista de baile en su territorio personal. La frase “open wide” funciona como una orden provocadora: quien entre en su mundo debe abrir bien la boca para asombrarse con los excesos o participar en ellos.
La canción también juega con la dualidad placer-problema. Cada conquista y cada botella brindan un alivio instantáneo, pero añaden más asuntos “para la terapia de pareja” que menciona con ironía. Big Sean balancea el hedonismo con flashes de vulnerabilidad: recuerda rupturas desde los 15 años y admite que nada de eso resulta más fácil, aunque siga intentando llenar el vacío con fiesta. En resumen, Open Wide es un retrato descarado del escapismo nocturno, donde los lujos deslumbran, las inseguridades se maquillan con brillos de neón y la música invita a gritar, cantar y vivir como si el amanecer nunca fuera a llegar.