Una relación alimentada por promesas vacías: Sweet Nothing cuenta la historia de alguien que descubre que las palabras bonitas de su pareja son puro aire. Florence Welch describe con crudeza cómo su corazón fue "retenido en la boca" del otro, listo para ser expulsado con un solo susurro. Cada whisper duele, deja un hueco y convierte el amor en algo tan ligero que se lo lleva el viento.
Vivir de dulces que no alimentan: El estribillo insiste en que la protagonista sobrevive a base de «sweet nothing». Se aferra a una fe indefinida, porque es más fácil creer en lo desconocido que aceptar el vacío. La canción combina energía electrónica con una confesión dolorosamente humana: cuando recibimos solo migajas de cariño, aprender y amar se vuelve casi imposible. Sweet Nothing nos recuerda que, por muy pegadizo que sea el ritmo, el amor necesita algo más que palabras bonitas para mantenerse vivo.