¿Alguna vez has salido con alguien que promete el cielo y, al final, apenas te invita a un sándwich que preparó su madre? En Beach House, Carly Rae Jepsen nos monta en su montaña rusa sentimental: una cadena de citas tan absurdas como divertidas en la que cada «chico número X» resulta peor que el anterior. Del picnic cocinado por mamá al guapo casado con impecable decoración, la cantante española describe con ironía lo extenuante que puede ser buscar el amor.
La frase que se repite, «I've got a beach house in Malibu and I'm probably gonna hurt your feelings», es una advertencia universal: tras las grandes promesas suele esconderse alguien que no piensa quedarse. Con humor negro y un estribillo imposible de olvidar, la canción retrata el dating moderno, las falsas esperanzas y la importancia de mantener la risa para no perder la fe. En resumen, Beach House convierte el desencanto en carcajadas y nos recuerda confiar más en los hechos que en las palabras.