Attention nos transporta a una noche llena de neón en Los Ángeles: luces que parpadean, un bajo irresistiblemente funky y, de pronto, la aparición de esa ex que creíamos olvidada. Charlie Puth, talentoso artista estadounidense, confiesa que ella ha estado recorriendo fiestas y lanzando rumores sobre él simplemente porque sabe que eventualmente volverá a llamarla. Su vestido llamativo y el perfume de arrepentimiento son trampas diseñadas para despertar nostalgia y celos.
En cada estribillo se revela la verdadera jugada: no hay amor, solo un ansia voraz de validación. Ella quiere atención, asegurándose de que Charlie nunca siga adelante mientras coquetea con la idea de verlo sufriendo. Así, el cantante convierte la manipulación emocional en un himno pegajoso que nos recuerda que a veces el anzuelo más fuerte no son los sentimientos sino el miedo a ver a la otra persona feliz con alguien más.