¿Por qué tan azul? Así arranca Tears to Shed, un número cargado de humor negro y emoción dentro de la película animada Corpse Bride. Mientras Emily -la Novia Cadáver- lamenta que Víctor parezca inclinado hacia la “niña viva” Victoria, sus inseparables amigos Maggot y Bonejangles intentan animarla con argumentos muy peculiares: señalan que la rival respira, tiene pulso y mejillas sonrosadas... pero ¿y qué? Eso es solo una ventaja “temporal”. Entre bromas sarcásticas y rimas pegadizas, la canción contrapone el mundo de los vivos y el de los muertos para revelar algo más profundo: el sentimiento de inseguridad de Emily y su deseo de ser valorada por quien es, más allá de su condición de difunta.
La letra combina ironía y ternura: los amigos enumeran las cualidades “sobrevaloradas” de una mujer viva, mientras Emily confiesa que, aunque su cuerpo no siente dolor físico, su corazón -muerto pero sensible- todavía puede romperse. El resultado es un vals lúgubre y conmovedor que nos recuerda que las emociones no terminan con la muerte, y que todos necesitamos ser amados y reconocidos. Danny Elfman convierte este dilema gótico en un momento musical que mezcla comedia, tragedia y esperanza, haciendo que hasta los esqueletos canten sobre la importancia de aceptar nuestras propias “lágrimas por derramar”.