La La Land es el grito divertido y rebelde con el que Demi Lovato le recuerda al mundo que la fama no tiene por qué convertirnos en robots. A lo largo de la canción, la artista confiesa que puede ser segura y, al mismo tiempo, tener sus momentos de vulnerabilidad; puede devorar una hamburguesa de McDonald’s y lucir Converse con un vestido elegante. En otras palabras, reivindica lo auténtico frente a la presión de la “máquina” de Hollywood, ese lugar en el que todo parece brillar pero corre el riesgo de uniformar a quienes lo habitan.
Con un tono lleno de energía y humor, Demi hace un llamado a no perder la esencia propia. Nos invita a sentirnos orgullosos de nuestras rarezas, a rechazar la idea de que debemos encajar o “mingle” para triunfar. El mensaje final es claro: mantenerse fiel a uno mismo es más valioso que cualquier apariencia que “La La Land” quiera imponer. La canción se convierte así en un himno para todos los que desean brillar sin renunciar a su verdadero yo.