Arrowhead nos sumerge en un paisaje casi cinematográfico: un joven cazador con la mirada cansada, empuñando una lanza cuyo filo se ha partido. La letra pinta la frustración de haberlo intentado todo y aun así fallar; sin embargo, aparece una voz amistosa que encuentra “un pedazo de hierro” y le promete que, si cree en sí mismo, la fortuna cambiará. Mientras tanto, una mujer acuna a un bebé en un hogar triste, y el agua lenta se lleva horas de esfuerzo. Esa corriente que arrastra el metal simboliza cómo la vida puede hundir nuestros logros, pero también cómo algo aparentemente perdido puede volver a la superficie en forma de esperanza.
La canción se convierte en un himno suave sobre la resiliencia. Cada elemento funciona como metáfora: