¡Prepárate para sumergirte en la melancolía pop de Harry Styles!
En “Cherry”, el artista británico abre su diario íntimo y nos deja espiar un corazón picado por los celos. La letra gira alrededor de un amor que ya terminó, pero que sigue doliendo: Harry suplica que su ex no llame “baby” a su nueva pareja, el mismo apodo que antes era suyo. Entre confesiones de egoísmo y nostalgia, reconoce que aún lleva ‟un pedacito” de ella en su forma de vestir y que echa de menos su acento, a sus amigos e incluso los paseos por la galería de los padres del nuevo chico.
El resultado es una mezcla irresistible de vulnerabilidad y orgullo herido. “Cherry” funciona como un recordatorio de lo difícil que es soltar de verdad a alguien, sobre todo cuando los detalles cotidianos—los nombres cariñosos, los lugares compartidos—se clavan como cerezas amargas en la memoria.