Harry Styles, el carismático artista británico, nos sirve un festín musical en Music For A Sushi Restaurant. Con imágenes tan sabrosas como «green eyes, fried rice» y «sweet ice cream», convierte la barra de un local japonés en el escenario de un romance chispeante. Cada ingrediente es una metáfora del deseo: el arroz, el helado y hasta el chicle azul se mezclan con ritmos funk para demostrar que el amor, igual que la comida, se disfruta mejor cuando es fresco, colorido y libre de reglas.
Bajo la luz de neón, Harry repite su antojo: «I want you… you know I love you, babe». No quiere perderse ni quedarse sin nada; solo anhela una «pequeña probadita» de ese cariño que lo inspira. Las preguntas absurdas («¿Puedo tocar tu cola?») y la idea de estrellas comestibles añaden un toque surrealista que recuerda lo juguetón y extravagante que puede ser el amor. En resumen, la canción celebra la libertad de amar a tu manera con una banda sonora perfecta para cualquier apetito emocional.