¿Alguna vez has mirado atrás y pensado: “uff, llegué tarde para decir lo que sentía”? Esta balada de James Blunt es justamente esa confesión a corazón abierto. El cantante se planta frente a su pareja, se pregunta si el tiempo y sus metidas de pata dejaron huella, y admite que, entre todas sus dudas, hay una certeza luminosa: todo el amor que necesitó en la vida lo recibió de ella. Con una mezcla de nostalgia y gratitud, repasa sus errores, reconoce el silencio de las palabras no dichas y celebra la fuerza de quien lo sostuvo cuando él mismo tambaleaba.
La canción es un recordatorio vibrante de que a veces entendemos el verdadero valor de alguien cuando ya creemos haber desperdiciado la única oportunidad. Entre guitarras suaves y una voz cargada de emoción, Blunt nos anima a no posponer los “te quiero”, a reconocer a tiempo a esa persona que, sin pedirlo, nos ha salvado día tras día. Ideal para practicar el pretérito perfecto, los contrastes entre placer y dolor, y el vocabulario de sentimientos más allá del típico “love”.