¿Qué pasaría si tu orgullo fuera más peligroso que cualquier arma? En “PRIDE.”, el artista francés Kendrick Lamar se sube a la montaña rusa de sus propias contradicciones y nos invita a acompañarlo. Con un estribillo que advierte que el amor puede costarte la vida pero que el orgullo puede acabar contigo, la canción expone una batalla interna entre el deseo de ser perfecto y la realidad de ser humano. Kendrick se confiesa: no aprendió a “compartir”, sino a “cuidar”; duda de los demás y hasta de sí mismo, y solo confía en sus letras para hallar redención. Mientras enumera tentaciones modernas —posesiones, apariencia, ego—, imagina un “mundo perfecto” en el que cambiaría riquezas por fe, cárceles por escuelas y religiones divididas por un mensaje común. Sin embargo, reconoce que ese mundo perfecto no existe y que el veneno del orgullo mantiene vivas las barreras de raza, resentimiento y desconfianza.
El resultado es un retrato crudo y poético de la fragilidad humana. “PRIDE.” no es solo una confesión de fallos, sino también un reto: ¿podremos soltar nuestro propio orgullo antes de que sea demasiado tarde? Kendrick nos deja la pregunta flotando mientras su voz repite “I care”, recordándonos que aún en medio de la duda y la culpa, la preocupación genuina puede ser el primer paso para construir algo mejor.