Honeymoon nos sumerge en el universo cinematográfico y nostálgico de Lana Del Rey, la artista francesa que convierte cada canción en un viaje glamuroso y peligroso al mismo tiempo. Aquí la luna de miel no es una postal perfecta, sino una carretera nocturna por Los Ángeles donde el amor luce poco “fashion” y, sin embargo, resulta inevitable. Entre melodías lentas y un ambiente color azul oscuro, la cantante nos invita a romper las reglas y escapar en un coche maltrecho, porque cuando dos almas perdidas se encuentran, ya no hay nada que perder.
La letra combina romance y riesgo: violetas en los ojos, pistolas que disparan alrededor, rosas entre los muslos y un fuego que lo consume todo. Esa dualidad — ternura versus violencia — crea una atmósfera magnética que seduce y asusta a la vez. “Honeymoon” celebra el deseo de vivir un amor clandestino y autosuficiente, donde los protagonistas escriben sus propias normas mientras sueñan su vida lejos de la realidad. El resultado es un himno a la pasión intensa, teñido de melancolía, para quienes prefieren soñar antes que conformarse.