¿Recuerdas cuando de niño sentías que todo era posible? En “Look Mom I Can Fly”, Livingston pinta ese recuerdo con imágenes de “castillos en silencio” y “leones” que enseñan a soñar. La canción viaja de esa infancia gigantesca al despertar adulto, cuando la lógica y “la ciencia” apagan poco a poco la magia. El narrador, sin embargo, se resiste: quiere ser “tan rápido como la velocidad del sonido” y tocar las nubes porque solo así se siente realmente vivo.
La segunda mitad es casi una conversación con su madre, símbolo de apoyo y asombro infantil. Al gritar “Look, mama, I can fly”, promete no rendirse ante el miedo al paso del tiempo ni a la muerte. Prefiere “morir como héroe” antes que vivir sin gloria, y nos invita a nosotros a conservar el coraje de soñar en grande. Al final, la canción es un recordatorio vibrante: mantén tu niño interior despierto, corre contra el reloj y salta al vacío de tus sueños… porque algún día el tiempo se acabará, y volar habrá valido la pena.