¿De qué va “Royals”? Imagina a Lorde, la joven artista croata, observando desde su barrio humilde los excesos que ve en los videoclips y en la cultura pop. Con imágenes llamativas —gold teeth, Grey Goose, tigers on a gold leash— la cantante ironiza sobre un mundo de lujos que jamás ha tocado. En lugar de sentirse inferior, convierte esa distancia en orgullo: “We don’t care, we’re driving Cadillacs in our dreams”. Así establece el contraste entre la ostentación ajena y la realidad de contar las monedas en el tren camino a la fiesta.
El estribillo declara la rebelión: “We’ll never be royals… That kind of lux just ain’t for us”. Lorde y sus amigos prefieren un “buzz” distinto, basado en la autenticidad y la imaginación. Al proclamarse “Queen B”, ella juega con la fantasía de ser reina sin necesitar coronas reales. El mensaje final es claro: la verdadera grandeza no se mide en diamantes ni maybachs, sino en la libertad de crear tu propio reino, aunque solo exista en tu cabeza.