En “Team”, la artista neozelandesa Lorde alza la voz por todos los que viven al margen de las luces de neón. Con imágenes de “ciudades que nunca verás en la pantalla” y fiestas en palacios en ruinas, la canción celebra a los grupos de amigos que se apoyan mutuamente aun cuando el mundo exterior los descarte como “poco bonitos”. Lorde denuncia la presión de subir las manos solo porque alguien lo ordena y reivindica la fuerza de la lealtad auténtica: no necesitamos grandes mansiones ni joyas brillantes para sentirnos poderosos, basta con la complicidad de nuestra propia gente.
El estribillo “We’re on each other’s team” se convierte en un himno de unidad y resistencia. Entre restos de copas rotas y soñados paisajes lunares, la cantante nos recuerda que crecer significa cuestionar las reglas impuestas y construir un refugio común con quienes comparten nuestros ideales. Así, “Team” es un canto a la amistad, a la rebeldía creativa y a la belleza que nace cuando convertimos nuestras imperfecciones en bandera.