¿Puede el mismísimo Lucifer convertirse en terapeuta holístico? En esta canción teatral y casi cinematográfica, el diablo invita a Linda a un extravagante “wellness” lleno de manjares y un mayordomo llamado Benjamin. Lo hace movido por la culpa, pues se siente responsable del sufrimiento de su amiga. Entre cuerdas elegantes y un ritmo sugerente, la letra revela el gran giro: ¡sus alas angelicales han vuelto a brotar! Ese regreso simboliza la posibilidad de redención incluso para quien se cree irredimible.
La conversación salpicada de humor negro expone temas universales: aceptar la ayuda, lidiar con la culpa y enfrentar la complicada relación con la familia —en este caso, nada menos que Dios Padre. Lucifer interpreta el retorno de sus alas como un “azote celestial” por haber concedido a su madre su propio universo. Así, la canción mezcla ironía, drama y espiritualidad para recordarnos que sanar a otros, y sanar(se), puede ser castigo, salvación y evolución al mismo tiempo.