Baby Boy es un retrato sarcástico y a la vez tierno de una relación con un chico que, aunque ya tiene veintitantos, se comporta como un adolescente: suelta la mano de la cantante cuando llegan sus amigos, no es capaz de hablar sin el visto bueno de mamá y se aterra ante la idea de romper las reglas de casa. Madeline The Person le lanza un apodo casi maternal, baby boy, y con él desnuda su inseguridad y su dependencia mientras le pide que se calle el ruido externo y la bese.
La canción combina ironía y vulnerabilidad para explorar la frustración de crecer y ver que la otra persona se queda atrás. Entre recuerdos de fiestas arruinadas y disculpas dudosas, la artista cuestiona qué tan sano es proteger a alguien que no asume su propia voz. El coro pegadizo, repetitivo y juguetón enfatiza ese tira y afloja entre cariño y exasperación, convirtiendo el tema en un himno para cualquiera que haya sentido que su pareja necesita madurar.