Good In Goodbye es un auténtico himno de empoderamiento en el que Madison Beer convierte las letras en un rompecabezas lleno de ironía. Con juegos de palabras como "puso el OVER en lOVER" y "el EX en nEXt", la cantante deja claro que, cuando una relación se vuelve tóxica, el mejor final es el que incluye un GOOD bien grande dentro del goodbye. La canción describe a un chico que pasa de príncipe encantador a villano con “sangre en las manos”, agotando la paciencia de la protagonista durante “ocho lunes seguidos, nueve días a la semana”.
Entre guitarras y beats pop, Madison narra el momento en que abre los ojos: él es quien sostiene el arma metafórica, él es el que provoca “berrinches amargos, nada dulces”. Ella decide poner punto final y, al hacerlo, descubre que no necesita esforzarse para encontrar algo positivo en la despedida. El simple hecho de alejarse es, precisamente, lo bueno. La canción te invita a reconocer tu propio valor, tomar distancia de lo tóxico y deletrear bien alto ese G-O-O-D que se esconde en cada goodbye.