“Spinnin’” nos sumerge en la cabeza de alguien que se despierta un día y siente que el universo ha pulsado pausa: el Sol no sale, los pájaros callan y todo queda congelado en un gris perpetuo. Madison Beer convierte esa sensación de vacío y desconexión en una balada íntima, casi un susurro que se pregunta una y otra vez si el problema está en el mundo o dentro de ella misma. La canción retrata la ansiedad y la tristeza que aparecen cuando la rutina duele tanto que preferimos refugiarnos en los sueños antes que enfrentarnos a la realidad.
A medida que avanza la letra, la artista pinta una escena de bucle infinito donde “el principio” nunca termina. Esa repetición refleja la lucha de sentirse atrapada en el mismo punto, sin progreso ni color. Sin embargo, debajo de la melancolía late un mensaje sutil: reconocer que algo va mal es el primer paso para volver a poner el mundo en movimiento. Con una voz vulnerable y arreglos delicados, Madison Beer invita al oyente a conectar con sus propias tormentas internas y a encontrar, en medio del gris, el impulso para que la Tierra vuelva a girar.