Madonna y Avicii nos invitan a sumergirnos en un viaje de autodescubrimiento en medio de un mundo que cambia sin parar. La cantante se confiesa como "extraña en tierra extraña", atrapada entre la tentación de huir y la valentía de quedarse para enfrentar el caos. Imágenes como un desierto engañoso, una torre de Babel o un filo de navaja reflejan la confusión de no saber hacia dónde ir cuando todo parece derrumbarse.
Aun así, el estribillo propone rendirse a la tormenta: "Let it wash all over me". Esa lluvia simbólica funciona como un ritual de limpieza que borra ilusiones, miedos y tristezas, dejando espacio para empezar de nuevo. Más que una despedida, la canción es una invitación a aceptar la incertidumbre, dejar que las olas de la vida nos empapen y descubrir, bajo el diluvio, la fuerza para seguir adelante.