Scream es un desahogo explosivo de Michael Jackson y su hermana Janet, dos superestrellas de Estados Unidos que se unen para gritar contra la injusticia. La canción retrata la rabia que sentimos cuando los medios manipulan la verdad, las instituciones cambian las reglas a su antojo y la presión social nos asfixia. Cada “stop pressurin’ me” es un latido de protesta: el narrador está harto de las mentiras, de ser juzgado y de ver cómo otros “venden su alma”, así que decide plantar cara, fortalecerse y no rendirse.
A lo largo del tema, los hermanos alternan versos que denuncian el bombardeo de noticias negativas, la confusión constante y la violencia psicológica que provoca ganas de gritar. Entre guitarras poderosas y bases de R&B, este himno invita al oyente a alzar la voz, reclamar respeto y liberar la frustración acumulada. “Scream” no solo es un reclamo de paz mental; es un recordatorio de que protestar es legítimo cuando el sistema “sucks” y que, unidos, podemos transformar la rabia en fuerza para seguir luchando por algo mejor.