¿Alguna vez has sentido que, por más cerca que estés de alguien, siempre queda un pequeño misterio imposible de descifrar? Esa es la sensación que recorre Woman, una balada íntima de los británicos Mumford & Sons. Con un sonido suave y casi hipnótico, la banda nos invita a contemplar la fascinación que provoca una mujer enigmática: sus gestos, sus silencios y esa chispa que hace que el narrador se pregunte una y otra vez si alguna vez podrá conocerla por completo. La letra combina imágenes poéticas —“una mano en copa ardiendo como hielo” o “la noche que cae lentamente”— con la vulnerabilidad de quien ama y, al mismo tiempo, teme no llegar a comprender del todo al otro.
En este vaivén de admiración y desconcierto, el protagonista reconoce las pequeñas barreras invisibles que persisten entre dos personas, incluso cuando hay amor. Él intenta “leer su mente”, pero sólo alcanza a ver reflejos de tristeza y fortaleza en sus ojos. Aun así, lejos de rendirse, celebra ese misterio que lo mantiene embelesado: “I am left in awe of the woman I adore”. En definitiva, la canción nos recuerda que el amor también es aceptar lo que no entendemos y maravillarnos de ello, porque justamente en esos huecos de incertidumbre nace la magia que mantiene viva la conexión.