En If You Leave Me, Niall Horan despliega un torbellino de emociones desde la primera línea: un encuentro onírico que se desvanece al despertar. El protagonista persigue a la persona amada por calles imaginarias y, al abrir los ojos, descubre que todo fue un sueño. Esa sensación de vacío lo lanza a confesar su vulnerabilidad con un estribillo pegadizo: “If you leave me, I think that I just might lose it completely”. La historia se pinta con imágenes poderosas, como nadar en un mar profundo o quedarse de rodillas, subrayando lo indispensable que resulta la otra persona para su identidad.
La canción es, en esencia, una súplica apasionada: el miedo a la pérdida se mezcla con el deseo de permanencia. Cada verso refuerza la idea de que, sin ese amor, el cantante no sabe quién sería. Entre sueños, océanos y promesas de quedarse siempre cerca, Niall logra que sintamos esa urgencia casi física de no querer soltar a quien se ama. El resultado es un pop romántico, honesto y adictivo que convierte la dependencia emocional en un himno para cantar a todo pulmón.