En «Dizzy», el cantante británico Olly Alexander nos invita a girar sin tregua en un carrusel de besos y emociones. La letra describe un lugar imaginario donde la línea del tiempo se transforma en un círculo redibujado, con jardines hermosos y flores eternas como telón de fondo. Cada giro y cada beso borra los recuerdos y congela el momento, creando la deliciosa sensación de estar suspendidos en un instante que no termina.
El tema celebra un amor tan embriagador que hace perder la noción del principio y del final. Repetir la súplica make me dizzy resume el deseo de entregarse por completo a esa experiencia vertiginosa, sin querer parar ni poner límites. Así, «Dizzy» se convierte en un himno a las relaciones que nos hacen sentir vivos, recordándonos que lo más mágico, a veces, es volver una y otra vez al inicio de la danza.