¿Dónde está mi lugar en el mundo si mi corazón es “salvaje y libre”? Con esa pregunta arranca Home, la balada intimista del cantautor inglés Passenger. A lo largo de la letra, el artista se cuestiona todo lo que suele darnos seguridad: hogar, valentía, amor. Cada estrofa es un juego de espejos donde la certeza se vuelve duda y la duda, motor de viaje. En vez de ofrecer respuestas, la canción nos invita a caminar por “tantos caminos sinuosos” y a aceptar que el trayecto, con sus contradicciones, también es casa.
Pero Home no se queda en la melancolía. El estribillo recuerda que, aunque nos sintamos perdidos, somos “un ladrillo en el muro” que baja de la colina al mar. Esa imagen —pequeña pero poderosa— nos consuela: formamos parte de algo más grande que nosotros. Al final, mirar las estrellas y preguntarnos si ellas nos devuelven la mirada se convierte en un acto de humildad y esperanza. Así, la canción convierte la incertidumbre en compañía y transforma la búsqueda de hogar en un himno para todos los corazones nómadas.