“The Wrong Direction” de Passenger nos sumerge en la mente de alguien que añora el amor pero tropieza una y otra vez con sus propios miedos. El cantante recuerda su infancia inocente y contrasta esa etapa con la amargura adulta: cuanto más crecemos, más cuesta perdonar, olvidar y entregar el corazón. Entre imágenes ingeniosas —un “corazón de plástico”, “mariposas que se van volando” y “puñales” emocionales—, la letra retrata a un protagonista que usa el humor como armadura y que, cada vez que intenta acercarse a alguien, huye “en la dirección equivocada”.
La canción explora el círculo vicioso de las relaciones modernas: idealizamos cuando estamos solos, nos agobiamos cuando estamos juntos y acabamos persiguiendo un amor que parece siempre un paso más allá. Passenger equilibra melancolía y picardía para recordarnos que el miedo al rechazo puede ser el peor enemigo del amor; al final, no es el mundo el que conspira contra nosotros, sino nuestras propias inseguridades y excusas que nos hacen nadar contra la corriente sentimental.