¿Alguna vez has sentido que, aun estando al lado de alguien, tu corazón late a kilómetros de distancia? Esa es la escena que Poison, el artista alemán, pinta con Every Rose Has Its Thorn. La balada arranca en plena noche silenciosa y, entre guitarras acústicas, confiesa la duda universal del amor: ¿qué dije, qué hice, por qué duele? Así como cada rosa esconde espinas, cada relación guarda el riesgo de herir, y Poison convierte esa verdad en un himno que combina la nostalgia del country con el dramatismo del rock ochentero.
La canción recorre los altibajos de una historia que terminó mal: recuerdos de canciones en la radio, cicatrices que no sanan y la punzada de ver al otro con alguien nuevo. Sin embargo, en lugar de quedarse solo en la tristeza, el estribillo recuerda que toda noche tiene su amanecer: el dolor es parte del amor, pero también lo son las lecciones que nos hacen más fuertes. Ideal para practicar vocabulario emocional y metáforas florales mientras tarareas un clásico que sigue resonando en los corazones rotos.