¿Alguna vez te ha tentado la idea de hacer caer todas las reglas del juego por una chispa de pasión? House Of Cards, de los ingleses Radiohead, retrata precisamente ese impulso: dejar de ser "solo amigos" para convertirse en amantes, aunque el romance destruya la frágil estructura de la vida cotidiana. La “casa de naipes” simboliza las apariencias🃏: una convivencia estable, un matrimonio rutinario, una infraestructura emocional que se tambalea con el más leve soplido. Thom Yorke nos invita a tirar esas cartas al suelo y aceptar que, bajo la negación repetida (“Denial”), late un deseo que lo arrasa todo.
Con imágenes como «lanza las llaves al cuenco» y «besa a tu marido buenas noches», la canción sugiere una aventura prohibida que ignora el inicio y el final: lo único importante es vivir el momento. No hay moraleja romántica ni final feliz, solo un recordatorio de que lo que creemos sólido puede colapsar en segundos, tal como un castillo de naipes bajo una tormenta eléctrica.