Dani California narra la vida relámpago de una chica tan magnética como problemática. Desde que nace "pobre y sin horizonte" en Mississippi hasta sus golpes de suerte y delito por Alabama, Indiana y las polvorientas Dakotas, Dani se mueve con espíritu forajido: roba bancos, desafía a la autoridad y escapa siempre con su inseparable bandana negra. La letra dibuja un mapa de Estados Unidos a toda velocidad, como si fuera una road-movie: cada verso es una nueva parada donde la protagonista seduce, pelea y sobrevive mirando de frente el cañón de una pistola.
En el estribillo, la banda californiana convierte a Dani en símbolo de todos los rebeldes que terminan pagando un precio alto por su libertad. "California rest in peace" funciona como un réquiem rockero: sabemos que su destino será trágico, pero también heroico. El narrador —posiblemente uno de sus amantes— la despide con amor y admiración, llamándola "mi sacerdotisa" y reconociendo que, aunque vivió rápido y se fue pronto, dejó una huella imborrable. En pocas palabras, la canción celebra la energía indomable de la juventud, cuestiona el sueño americano y nos recuerda que, a veces, lo único que queda es cantar bien fuerte antes de que el telón caiga.