¡Bienvenido a la noche de las Pretty Girls! En este tema, Reneé Rapp retrata esa escena familiar de fiesta en la que, después de un par de copas, las chicas “hetero” se atreven a coquetear con otras mujeres. La voz narradora se siente entre halagada y usada: le encanta la atención, pero sabe que todo es temporal, casi un juego. En el PM las miradas se vuelven cómplices, las manos se deslizan y los “novios” quedan fuera de foco; en el AM todas fingen que nada ocurrió y regresan a su mundo “normal”.
La canción mezcla humor sarcástico con una crítica sutil a la hipocresía social. Rapp celebra la atracción femenina como un “bendición” que sube la temperatura de la noche, pero también la revela como una “maldición” porque, al amanecer, esa pasión se borra como si nunca hubiera existido. Así, Pretty Girls ofrece una mirada divertida y punzante sobre la exploración de la sexualidad, el deseo fugaz y las máscaras que muchas personas se ponen para encajar cuando las luces de la discoteca se apagan.