We Ride nos lleva a un viaje emocional en el que Rihanna -la estrella nacida en Barbados- recuerda una relación que prometía ser eterna. El estribillo repite la promesa “When we ride, we ride, it’s ’til the day that we die”, una declaración de amor inquebrantable que, al principio, hacía sentir a la pareja invencible. La cantante evoca momentos felices: nadar en el océano, sentirse en las nubes y creer que nadie podía superar su conexión. Esa sensación de complicidad absoluta es el motor que impulsa toda la canción.
Sin embargo, el recuerdo se vuelve agridulce cuando aparecen la infidelidad y las mentiras. Las fotos y las cartas de “la otra” rompen la ilusión y Rihanna pasa del enamoramiento a la decepción. Ahora, revivir aquellas promesas le provoca dolor y rabia, porque él “se olvidó de lo que juró”. El tema mezcla nostalgia, desilusión y un toque de firmeza: ella reconoce que el juego terminó y se niega a seguir cargando con la traición. En resumen, We Ride es un himno sobre cómo un “para siempre” puede desmoronarse, pero también sobre la fuerza de dejar atrás lo que ya no merece tu lealtad.