Luces amarillas, vapor nocturno y un tren que nunca se detiene: en "Downtown Train" el cantautor español Rod Stewart nos invita a recorrer las calles de Nueva York desde la mirada de un amante soñador. Con imágenes muy visuales -la luna "abriendo un agujero" en la niebla, las chicas de Brooklyn huyendo como cuervos- la canción pinta un escenario urbano lleno de energía y deseo. El narrador reluce "como moneda nueva", se cuela por la ventana y baja a la calle con la esperanza de cruzarse con esa persona especial mientras los trenes del centro rebosan de historias.
En el fondo se trata de un himno a la obsesión romántica: cada noche el protagonista repite el mismo ritual, ronda la casa de su amor y espera verla subir al tren que atraviesa la ciudad. Siente que el resto de pretendientes son “espinas sin la rosa”, por eso suplica “¿me oyes?” y ve sus sueños caer como lluvia sobre los vagones metálicos. Entre luces de semáforo y música de carnaval, el tema mezcla melancolía y optimismo dejando un mensaje claro: a veces el amor requiere insistir viaje tras viaje, aun cuando las estaciones parezcan idénticas. ¿Subirás al próximo tren o lo dejarás marchar?