Slim Pickins resume, con humor ácido y un toque de resignación, la frustración de Sabrina Carpenter ante el panorama amoroso moderno. Entre metáforas de máquinas tragaperras y chicos que no distinguen there de their, la cantante se ríe de sí misma mientras admite que siente que los buenos partidos están "muertos o ya ocupados". La frase recurrente “It’s slim pickings” (“hay muy poca oferta”) refleja esa sensación de escasez afectiva: si no puede tener al amor que realmente desea, se conformará con lo que haya a mano, aunque luego sólo le quede “quejarse y gemir”.
Más que una queja amarga, la canción es una sátira sobre las citas en la era digital: perfiles llenos de musculo pero vacíos de sustancia, mensajes que llegan a altas horas y una protagonista que, pese a todo, mantiene la ironía encendida. Mientras pasa de la cocina al cuarto con su pretendiente gramaticalmente desafortunado, Sabrina convierte su descontento en un himno de empoderamiento irreverente, recordándonos que reírse de la mala suerte es también una forma de sobrevivir al desamor.