Imagina ponerle sabor a los celos. En “Taste”, Sabrina Carpenter convierte la típica historia del ex que vuelve con su antigua pareja en un banquete de confianza y picardía. Con humor y seguridad, la cantante presume que su huella es tan intensa que la nueva chica «probará» a Sabrina cada vez que bese al chico: desde las camisas que él se llevó a su manera de contar chistes. La letra es un guiño juguetón que mezcla coquetería y poder femenino, recordándonos que los recuerdos también tienen gusto y aroma.
La canción retrata la idea de que, aunque una relación termine, hay gestos, frases y sensaciones que siguen vivos en la memoria corporal. Sabrina no ruega ni se enfada; al contrario, celebra haberse adelantado y hasta invita a la nueva novia a «quedarse con él» si quiere. Ese tono despreocupado y chispeante convierte el tema en un himno a la autoestima: el verdadero triunfo no es recuperar al ex, sino saber que tu esencia es inolvidable.