Killpop es un viaje oscuro y apasionante que describe una relación de amor-odio tan intensa que roza la autodestrucción. La “ella” de la canción se introduce agujas en la piel y parece perderse en su propio mundo caótico, mientras el narrador observa con una mezcla de fascinación y repulsión. Él no puede –o no quiere– soltarla: solo la dejará ir cuando lo ame. Con imágenes crudas y provocadoras, Slipknot pinta un retrato de codependencia, donde el dolor se confunde con placer y el deseo con obsesión.
Más allá de la historia literal, muchos fans ven en Killpop una crítica a la industria musical: “ella” podría ser la música pop misma, siempre exigiendo atención y sacrificios hasta desgastar al artista. El título sugiere “matar” lo superficial para revelar algo más auténtico. Al final, los versos repetidos “Die and love me” subrayan la idea de que, para estos personajes, amar y destruirse son dos caras de la misma moneda. El resultado es un himno inquietante que invita a reflexionar sobre los límites entre la pasión, la dependencia y la identidad artística.