¿Alguna vez has sentido que la Soledad es casi una persona que te visita? En “Solitude Standing”, Suzanne Vega convierte ese sentimiento en una historia poética y cinematográfica. La Soledad aparece como una mujer elegante que espera pacientemente junto a la ventana, lista para tomar de la mano a la narradora y recordarle que, quiera o no, ambas se conocen muy bien. Ese gesto —una palma dividida por “una flor con una llama”— simboliza tanto el dolor como la luz que la Soledad puede traer: aclarar el corazón oscuro, enderezar lo que está torcido y obligarnos a mirarnos por dentro.
La cantante, sin embargo, siente el tirón opuesto de la multitud cálida que observa desde fuera. Quiere unirse a ellos, pero la mirada fría y el silencio de la Soledad la atrapan otra vez. Así, la canción se convierte en un diálogo íntimo sobre aceptar momentos de aislamiento frente al deseo de pertenecer. Vega nos recuerda que la Soledad no siempre es enemiga; a veces llega para limpiarnos, para quemar con su llama aquello que nos pesa y dejarnos listos para volver a la luz de los demás. ¡Una invitación a bailar con tu propia compañía y descubrir lo que te quiere decir!