“Woman in Chains” es una poderosa denuncia social que Tears for Fears convierte en himno. A través de la voz de Roland Orzabal y la impresionante colaboración de Oleta Adams, la canción pone el foco en la mujer atrapada por las expectativas, la violencia y el machismo que aún dominan a la sociedad. El estribillo machacón —“Woman in chains”— suena casi como un latido colectivo que revela la urgencia de romper esas cadenas. Entre metáforas de un “gran héroe blanco”, “hombres de piedra” y “ojos de acero”, la letra pinta un panorama donde la opresión no es solo física sino también emocional y económica.
En sus versos, el grupo británico contrapone la fragilidad aparente de la mujer con la frialdad de un mundo “loco” que la obliga a vender “lo único que posee”. El narrador observa con impotencia, pero su repetido “so free her” se convierte en un llamado a la acción: liberar a todas las mujeres de las estructuras que las limitan. El tema, publicado al final de los 80, sigue vigente porque retrata la lucha por la igualdad de género, la crítica a la masculinidad tóxica y la esperanza de un cambio real. Escucharla es recordar que, hasta que todas las cadenas se rompan, la melodía no debe dejar de sonar.