¿Alguna vez has entrado a una fiesta convencido de que todo el mundo te odia? Esa es justo la sensación que retrata “Everybody Hates Me”, el himno de los estadounidenses The Chainsmokers a la ansiedad que provoca la fama en plena era digital. El narrador se ve rodeado de flashes y comentarios, pero por dentro solo quiere beber tequila con sus amigos y olvidar el juicio constante de las redes sociales.
La letra mezcla humor, confesiones y una buena dosis de sinceridad: desde la paranoia de hablarse solo en el club hasta la frustración de que cada publicación sea analizada al detalle. Entre beats electrónicos, el dúo nos recuerda que la popularidad no es vacuna contra la soledad. Al final, lo único que lo mantiene con los pies en la tierra es su círculo íntimo, demostrando que, incluso cuando parece que everybody hates me, la amistad sigue siendo el mejor refugio.