The Adults Are Talking es el grito irónico y guitarrero con el que The Strokes ─la banda neoyorquina que redefinió el indie rock en los 2000─ reta a “los adultos”, es decir, a toda figura de autoridad que etiqueta a la generación joven de sofisticada, sobreeducada o problemática. La voz de Julian Casablancas responde con sarcasmo: si somos un problema, lo seremos con orgullo. Entre líneas, la canción denuncia la hipocresía de quienes piden que “hagas lo correcto” pero no ofrecen recompensa, y de los que primero te culpan y después se apropian de tus ideas.
En este tema, los “adultos” representan sistemas rígidos: corporaciones ( Stockholders ), normas sociales y expectativas ajenas. La banda contrapone la presión por encajar con el deseo de preservar la individualidad. “No quiero nada”, insiste el cantante, subrayando que su mayor acto de rebeldía es no seguir el mismo guion. Así, la canción se convierte en un himno optimista y desafiante: quizá no lo logremos “esta noche”, pero la lucha por un espacio auténtico continúa mientras trepamos “tu muro” en busca de atención y cambio.