10:35 nos sitúa en ese momento mágico de la noche en el que el reloj marca la pauta y, de pronto, nada importa más que el abrazo de la persona que tienes al lado. Tiësto, el DJ neerlandés que domina las pistas, une fuerzas con la joven canadiense Tate McRae para pintar un cuadro donde las noticias alarmistas, los monstruos imaginarios y las dudas desaparecen bajo el ritmo electrónico. La letra celebra el alivio inmediato que llega cuando alguien especial te encuentra y te envuelve, como si el tiempo se congelara exactamente a las 10:35 p. m.
Detrás del beat vibrante se esconde un mensaje de optimismo: aunque la mente viaje por callejones oscuros y las pantallas anuncien el fin del mundo, el presente ofrece un refugio ardiente. La canción invita a soltar el miedo, pasar la botella y dejarse «ahogar» en ese abrazo que da sentido a la noche. En definitiva, es un himno para bailar, brindar y agradecer, recordándonos que, por un instante, solo existe el ahora y el ahora suena a 10:35.