¿Alguna vez has sentido que el amor, en lugar de iluminar tu camino, apaga todas las luces? Eso es exactamente lo que Bono nos susurra en Love Is Blindness, un lamento elegante y sombrío donde el romance deja de ser un cuento de hadas para convertirse en un callejón sin salida. A través de imágenes nocturnas y urbanas (un coche estacionado, una calle abarrotada) la canción retrata el momento en que la pasión se convierte en ceguera: «prefiero no ver, envuélveme en la noche». El vocalista irlandés usa esa oscuridad como metáfora del deseo de ignorar las señales de peligro que, sin embargo, chisporrotean como un fusible a punto de estallar.
Cada verso añade otra capa de tensión mecánica y fría: engranajes, acero, dedos entumecidos, una llama que se apaga. El amor aquí no solo hiere, sino que se vuelve «una idea peligrosa que casi tiene sentido», un pequeño death without mourning. Entre susurros y explosiones contenidas, la canción sugiere que ciertas pasiones pueden sentirse tan profundas como un pozo sin fondo, donde los secretos se ahogan y nadie oye tu grito. Love Is Blindness invita al oyente a sumergirse en esa oscuridad seductora y reconocer la belleza que existe incluso cuando preferimos cerrar los ojos.