Catalonia es la postal sonora de un flechazo veraniego. Vance Joy, cantautor australiano, recuerda esas noches barcelonesas en las que el calor se pegaba al asfalto, las campanas marcaban la medianoche y un vaso de vermut invitaba a perderse por el Barrio Gótico. La canción convierte a la región catalana en una compañera de aventuras: una mezcla de destino turístico, amante fugaz y excusa perfecta para soñar con volver.
El protagonista confiesa que esta tierra lo llevó a lugares a los que no podía llegar solo. Entre paseos sin rumbo, terrazas con vista a los tejados y la brisa del mar, se crea un romance que continúa resonando incluso al otro lado del océano. Catalonia queda en su memoria como un alibi, un testigo de historias compartidas, y el estribillo revela la nostalgia de quien se despide prometiendo que, cada vez que la ciudad tropiece por sus calles empedradas, él la seguirá pensando.